miércoles, 4 de marzo de 2009

Manos a la obra

Para implementar y lograr resultados de las acciones inmediatas que se deban tomar en materia de tránsito y transporte terrestre, es importante lograr consensos entre las partes involucradas: conductores de vehículos particulares, choferes de buses, de taxis, de carga pesada, peatones, policías de tránsito, etc. Es entonces preciso elaborar un plan que sea a la vez un reto pero también que sea entendible, creíble y, muy importante, aplicable.
¿Quién debe elaborar este plan inmediato? No es un asunto en que pesen mucho los aspectos técnicos sino de sentido común, puro y simple. Entonces un grupo de sabios y prudentes entendidos en tan diversa materia, sería el encargado, pero el alcalde del Distrito Metropolitano de Quito es quien debe liderar este gran proyecto, con pasión y determinación.
Tenemos que concienciar a la ciudadanía en que, si logramos resultados positivos de este proyecto, los beneficiarios somos todos. No solo en la reducción del tiempo de viaje sino, como consecuencia de esto, de la reducción en los costos de operación, que afecta directamente a bolsillo de todos.
Ahora bien, cuando se logran beneficios, el costo de los mismos hay que compartirlos, en este caso, por un lado los dueños de los vehículos y, por otro, los que construyen y operan el sistema vial que, para la presente circunstancia, es el Municipio de Quito y la policía de tránsito. Con este dinero se financiarían las mejoras en las vías y sistema operativo que comprende la segunda fase del proyecto que, como lo definimos anteriormente será un plan a mediano plazo, que oportunamente lo desarrollaremos en toda su capacidad y alcances.
¿Cómo compartir este beneficio? Hay varias alternativas: un incremento en el costo de la gasolina que vaya a un fideicomiso que sirva solo y exclusivamente para mejorar el actual sistema vial o un impuesto al rodaje. El incremento en el costo de los combustibles producirá también una disminución en el uso de los vehículos, al menos al principio, lo que contribuiría, aún más, a la disminución de la congestión vehicular.
Es importante recalcar que todo proyecto tiene costos y beneficios. El costo que deberemos pagar será el de disciplinarnos y, el beneficio, será que habremos logrado ordenarnos para beneficio de toda la comunidad, en la que, indudablemente, estamos involucrados todos. Pero esto contribuiría no solo a la disminución de las congestión de tránsito sino a que nuestra sociedad cuente con un mayor potencial de desarrollo.

© Ing. Ramiro Sotomayor Martínez

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