jueves, 26 de febrero de 2009

Componentes del tráfico

La Ingeniería de Tráfico se define como “la ciencia que trata la planificación, el diseño geométrico, la operación de caminos, calles, autopistas, sus circuitos, terminales y la relación con otros modos de transporte para lograr el seguro, eficiente y conveniente movimiento de personas y cosas”.

El tráfico está compuesto de vías, de vehículos y de personas. En lo referente a las personas, se compone en operadores de los vehículos, usuarios del transporte y peatones. El comportamiento humano, entonces, es un factor preponderante.

Todos los elementos que componen el tráfico deben estar adecuadamente coordinados para obtener los resultados deseados. Las vías deben estar diseñadas geométricamente de manera técnica, y señalizadas para que direccionen el desplazamiento de los vehículos. Los vehículos deberán cumplir con los requerimientos mecánicos y de seguridad para que den confort al usuario. Quienes asuman la responsabilidad de manejar los vehículos, sea de carácter privado o de transporte público, deberán estar absolutamente capacitados para operarlos, no solo en la parte técnica y de conducción, sino en el conocimiento y sobre todo el cumplimiento de las leyes respectivas.

El transporte motorizado es el preferido por los usuarios de la vías ya que muy pocos se desplazan a pie, en bicicletas u otra forma. Tal es la concentración en el uso de los vehículos, que prácticamente todas las personas, tarde o temprano, llegan a manejarlos o a depender de ellos para movilizarse. Entonces, todo lo relacionado con esta materia, debería formar parte del pensum educativo en sus diferentes etapas. Y no solo se debería enseñar a conducir un vehículo, sino también a entender el funcionamiento mecánico del mismo, las leyes del tránsito y sobre todo el comportamiento de respeto a los otros operadores y a los peatones. Y, muy importante, también se debería enseñar a niños, jóvenes y adultos, a comportarse como peatones.

El Internet podría convertirse en una valiosa herramientas para ese aprendizaje en dos vías, tanto del que opera un vehículo como del peatón. La instrucción podría impartirse, simultáneamente, en escuelas y colegios, con especial énfasis en los conglomerados suburbanos y rurales, pues de ellos proceden el mayor número de operadores de transporte público, de policías de tránsito y, no se diga, de peatones

La instrucción sobre tránsito debe comenzar en el nivel pre-básico y básico, proseguir en el secundario e incluir el universitario. Quien tiene licencia para operar un vehículo no necesariamente conoce las leyes de tránsito, ni tampoco es un experto conductor. En el sector de los peatones, muy pocos saben comportarse en las vías y en la interrelación con los vehículos. Una campaña en ese sentido debe ser intensa e intensiva y abarcar el hogar, la escuela, el colegio, la universidad e incluir a los medios de comunicación masiva, tanto en prensa, radio y televisión, prensa, llegando incluso al Internet, etc. Cuando toda esa instrucción se haya completado y permanezca latente, podría llegarse, incluso, a la aplicación drástica de sanciones por incumplimiento, a la totalidad de los actores involucrados.

Es de primordial importancia la educación global en tránsito y asuntos afines. A corto plazo el objetivo debería ser concienciar a la ciudadanía sobre el problema de la congestión vehicular. Si todos y cada uno de nosotros hacemos conciencia de que somos parte del problema, entonces estaremos predispuestos de mejor forma para colaborar con quienes ejerzan el liderazgo en la definición de políticas para solucionar el problema.

© Ing. Ramiro Sotomayor Martínez

jueves, 19 de febrero de 2009

Guía para publicar comentarios en este blog

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lunes, 16 de febrero de 2009

Clasificación de las vías urbanas

No todas las vías cumplen el mismo propósito. Hay unas que son para ingreso a las residencias, otras que recogen el tráfico de estas vías para llevar a unas de mayor capacidad, las que, a su vez, conducen a otras aún mayores. Las hay que permiten la instalación de comercios a los costados y otras no. Hay vías que permiten paradas temporales de transporte público o estacionamientos prolongados y otras no. La diferencia estriba en el volumen de tráfico que soportan, lo que está vinculado con la velocidad de operación de los vehículos. Cuando no hay una reglamentación la consecuencia es que se da mal uso a las vías existentes y sobreviene el caos en diferentes graduaciones.
La Ley de Tránsito y Transportes de Colombia, en el artículo 105, clasifica a las vías urbanas en las siguientes categorías: vía troncal, autopista, arteria principal, arteria secundaria, colectoras, locales, privadas y establece que: “La autoridad de tránsito competente, por medio de resolución motivada, señalará las categorías correspondientes a las vías urbanas, cualquiera sea su denominación. En cualquier caso, las autoridades de tránsito podrán incorporar nuevas categorías y homologar su prioridad con cualquiera de las existentes.”
Pero no solo es importante que se determine la clasificación de las vías, sino también que se defina el uso que debe de dárselas. Cada tipo de vía tiene sus características especiales de operación que deben ser mantenidas y respetadas por los usuarios. La primera autopista que se construyó en Ecuador fue la General Rumiñahui. En los primeros años el uso que se dio a esa vía estaba en función de aquellas que son las características propias de una autopista: velocidad mínima de circulación por ella 90 kilómetros por hora, accesos y salidas controlados, disponibilidad de carriles de aceleración y desaceleración, prohibición expresa a la detención de cualquier tipo de vehículo existiendo para ello andenes especiales, etc. Con el tiempo toda esa realidad técnica cambio y ahora la que se llamó autopista no cumple con su propósito. Similar cosa ocurre con la vías Simón Bolívar y Occidental, que deberían ser consideradas, porque tal es su carácter, arterias principales. Sin embargo, se ha autorizado la ubicación de puestos de comercio a los costados de ambas vías y se han construido accesos perpendiculares, por lo que ambas arterias no cumplen con el propósito para las que fueron construidas. En este caso, como en muchos otros, el mal uso de las vías beneficia a unos pocos y perjudica a la gran mayoría y, por ende, a la comunidad.
A las autoridades de tránsito y al Municipio del Distrito Metropolitano de Quito les corresponde determinar la clasificación de las vías. Pero corresponde al Municipio regular el uso del terreno a lo largo de las vías. Toca a la ciudadanía, que las utiliza, respetar ese ordenamiento y colaborar para su cabal cumplimiento, ya que de lo contrario no se logrará una solución pronta, efectiva y eficiente del problema del tránsito en Quito

© Ing. Ramiro Sotomayor Martínez

miércoles, 4 de febrero de 2009

Definiendo soluciones para el problema del transporte en Quito

El transporte en Quito es un problema serio que requiere de acciones inmediatas ya que, de otra manera, cada día se complica más y hará más difícil y costosa su solución. Tan crítica es la situación que la batalla de las próximas elecciones para Alcalde del Distrito Metropolitano de Quito, se definirá en el campo de cómo resolver este problema. Los candidatos tendrán que prepararse para presentar proyectos específicos a fin de convencer a sus electores.
Estos planes deberán contemplar acciones inmediatas, porque el problema es presente. Sin embargo, también se requiere propuestas a mediano y largo plazo. Las de largo plazo son la construcción de un sistema vial y un sistema de transporte público que satisfaga las expectativas de la ciudadanía; pero esto toma de cinco a 10 años.

El problema en cifras
Para cuantificar el problema, vamos a suponer que existen alrededor de 350.000 vehículos en circulación y aproximadamente 500.000 personas que se transportan en vehículos pequeños. Si consideramos que por la congestión, el tiempo de viaje diario, de ida y vuelta, se incrementa en unos 20 minutos, entonces al día se pierden 170.000 horas/hombre, y se consumen 100.000 galones extras de gasolina, equivalente a 200.000 dólares diarios, que se queman. Además del desgaste humano, impacto ambiental y psicológico.

Acciones inmediatas, a mediano y largo plazo

Tomando en cuenta la gravedad del problema, tenemos que tomar acciones inmediatas, sin descuidar las soluciones a mediano y largo plazo. La solución inmediata requiere de un ordenamiento del tránsito: definir las calles y avenidas de tráfico directo, en las que no se permitan paradas, en las que se especifican velocidades mínimas y un número determinado de vehículos que circulen por hora; otras que permiten paradas de trasporte público; otras que permiten estacionarse por tiempos limitados. El punto es que no pueden ser consideradas todas las calles iguales. También se debe considerar la restricción de uso de un cierto número de vehículos, el ya mencionado “pico y placa”. Hay que ordenar también a los conductores de vehículos privados, de transporte público y de carga, a los usuarios, al público en general. Esto tiene un costo monetario reducido y nos puede ayudar hasta que se construyan los grandes proyectos.
Requerimientos
Para lograr el ordenamiento propuesto se requiere de la participación ciudadana y del liderazgo del Alcalde quien está llamado a comprometer a la ciudadanía a cumplir este plan. Tenemos que consensuar entre los propietarios de vehículos particulares, los taxistas, los operadores del transporte público y de carga, los policías, la ciudadanía. Tenemos que negociar, considerando que negociar es ceder. El objetivo podría ser reducir en un 50 por ciento el tiempo de parada por congestión del tránsito.

© Ing. Ramiro Sotomayor Martínez